Capitulo Único
Fuertes manos se deslizaron por su
piel, deliciosamente lentas, torturándola llevándola al borde del placer,
gemidos y gruñidos, su piel ardía casi sofocándola obligándola a abrir la boca
en un intento por tomar aire, carne chocando contra carne una y otra vez, el
éxtasis los envuelve casi llevándolos a la locura, la semi-oscuridad de la
habitación hace mucho más intensa la experiencia y las sensaciones, solo
sintiendo y escuchando…
-
¡Nova! – su rostro sonrosado se elevo
bruscamente, el libro cayo contra el suelo con un ruido sordo, la cara de Jane
no presagiaba nada bueno – ¿Por qué rayos no te has vestido? Vamos a llegar
tarde.
-
No voy a ir Jane y no hay nada que
puedas hacer para obligarme – se cruzo de brazos enfatizando sus palabras, de
ninguna manera saldría del apartamento enfundada en ese pedacito de tela que su
amiga llamaba disfraz.
-
¡Oh vamos! No seas mojigata y vístete,
has estado de duelo demasiado tiempo
-
¿Quién dice que estoy de duelo? – puso
los ojos en blanco ante la estúpida teoría, era irritante que nadie terminara
de entender que ella ya había olvidado al bastardo de Howard, su ex prometido… habían
pasado 2 años desde la última vez que había estado cerca del imbécil que la
había dejado por su secretaria, en ese tiempo ella había sido ingenua y muy
crédula y Howard había sabido controlarla, manipularla de manera magistral y
ella como un inocente borrego se lo había permitido…
El vil bastardo la
había traicionado llevándose el fondo de sus ahorros y huyendo a algún lugar
del Caribe con Jessica su operada y rubia secretaria, ella había llorado y
maldecido todo lo que quiso y finalmente lo había superado, pero al parecer su
mejor amiga no y aun lo esperaba dispuesta a castrarlo.
-
Sabes que quieres ir, deberías
aprovechar y hablar con el jefecito.
-
¿De qué rayos hablas? – su ceño se
frunció
-
De tu amor por cierto sexy abogado,
claro – aclaro su garganta de manera dramática, nova sentía su cara arder de
nuevo – deberías venir y aprovecharte de tu querido James.
-
Estas viendo cosas donde no las hay –
recogió el libro del suelo, hacia casi un año que había podido abrir la
cafetería en la planta baja del edificio donde estaba ubicado el despacho de
abogados donde James Davis era el socio principal, la cafetería “Small
Pleasure” o dulce placer era su orgullo, había tenido que vender su auto, su apartamento y mudarse con Jane así como
también pedir un crédito al banco que aun no terminaba de pagar, pero había
valido la pena. A sus 28 años y con una licenciatura en administración ella
preparaba sus propios postres y administraba de manera diligente su propio
negocio, y eso la llenaba de mucha
satisfacción.
-
No me tomes por idiota Nova Grant, solo
ven conmigo a la fiesta y cumple tu deseo.
-
¿Cuál deseo? – ella no era ninguna tonta
pero no necesitaba que su amiga se convirtiera en cotilla…
-
Ese donde tienes a James Davis amarrado
a una cama mientras lo lames por completo.
-
¡Oh por Dios! No puedo creer que dijeras
eso – las dos se soltaron a reír a carcajadas… aunque su fantasía no estaba
lejos de la afirmación de Jane solo que era ella quien quería estar amarrada a
la cama mientras el sexy James se dedicaba a darle placer, se limpio las
lagrimas del rostro – no soy precisamente su tipo de mujer – levanto las manos
para callar a Jane – y no estoy diciendo que quiera serlo.
-
Tu lo amas y serías mejor para el que la
zorra de Amber Baker, esa mujer no conoce el significado de piérdete y no estoy
interesado… es enserio.
-
Bien, ese no es mi problema Jane
-
Tienes el autoestima por el suelo amiga...
suéltate el moño, vive un poco.
-
Solo tengo sentido común suficiente para
no hacerme vanas ilusiones – su expresión cayo un poco, se había enamorado pero
sabía que no sería correspondida – no estamos en el mismo circulo, he visto las
mujeres con las que sale y son hermosas.
-
Tu lo eres – Nova mordió su labio
inferior con fuerza, ella era lo suficientemente madura como para afrontar que
él jamás giraría en su dirección… ¡Arg! Necesitaba dejar el pesimismo, auto
compadecerse solo la dejaba sintiéndose más patética.
-
De acuerdo voy a ir contigo a la dichosa
fiesta, solo si dejas de decir estupideces… no tardo… – caminó hacia su
habitación, siempre terminaba cediendo porque Jane era demasiado insistente,
Urgh… ella solo quería quedarse en casa, comer deliciosa comida chatarra, leer
un libro erótico y tomar algunas copas de vino… Su seño se frunció mientras
estudiaba detenidamente el disfraz sobre la cama cortesía de su mejor amiga, se
desnudo con rapidez y entro a la ducha sin perder más tiempo… el agua caliente
relajo sus músculos haciéndola estremecer, no había tenido sexo desde mucho
antes de que su relación con Howard terminase. Tal vez Jane tenía razón y ella
solo necesitaba sexo, puro, salvaje y desinhibido sexo con un desconocido.
Aunque debía
reconocerse a sí misma que solo había una razón por la quería ir a la dichosa
fiesta, poder ver al sexy y brillante abogado James Davis principal socio de la
prestigiosa firma de abogados Davis & Rivers, llevaba demasiado tiempo
enamorada de un hombre que no sabía ni que existía… si definitivamente tenía
que seguir adelante con su vida y olvidarse del ardiente abogado pero no sin
antes verlo una última vez, era patético pero no había nada que quisiera hacer
para cambiarlo.
Presentarse a trabajar
todos los días era un placer y una tortura todo en un solo paquete, verlo con
aquellos impecables trajes era siempre gratificante, era un hombre con 1.78 de
estatura, hombros anchos y un cuerpo musculoso
o eso se imaginaba porque nunca había tenido el placer de verlo sin los trajes
y eso era muy decepcionante… intensos ojos azules, una hermosa cara angulosa y
masculina y cabello negro sedoso... Mmmm hmmm…
James Davis la incitaba
a hacer las cosas más sucias y deliciosas que su mente pudiera crear y a ella
le había tomado todo su auto control refrenar el deseo que sentía por él, su
cuerpo vibraba, ardía por el de una manera que la asustaba… Un par de meses
atrás le había puesto nombre a todas las sensaciones que le producía la sola
mención de su nombre, se había enamorado de él, no solo era un hombre
extremadamente guapo, ella lo observaba todos los días y escuchaba todo lo que
tenían para decir de él y en todo este tiempo había aprendido a conocerlo y
sabía que era un hombre atento y caballeroso, serio pero con un buen sentido
del humor, leal y con una sonrisa que era capaz de derretir cualquier tempano
de hielo y ella lo amaba aunque su intensa investigación sobre él la habían
hecho sentir como una acosadora. Lástima que para James ella no existía, jamás había
dado señales de conocerla y ella había aprendido a vivir con ello.
Dejo escapar un suspiro
lastimero mientras se colocaba la ropa interior, porque era adicta a la ropa
interior sexy era su pequeño secreto y le encantaba, se sentía segura de sí misma
al tener el encaje rosando su piel bajo la ropa, el corsét tipo top de un
inmaculado color blanco y una diminuta tanga a juego, medias a mitad del muslo,
sensual y delicada, la ropa interior perfecta para acompañar el diminuto traje
de marinera… El pequeño vestido se amoldaba a la perfección, blanco a mitad del
muslo con lindos detalles en azul, acomodo el coqueto sombrero de lado sobre su
cabeza dejando su cabello castaño suelto caer en suaves hondas sobre su
espalda, se maquillo ligeramente solo para acentuar sus rasgos y resaltar sus
ojos color violeta y se calzo con los lindos zapatos de tacón blancos que
acentuaban sus piernas.
-
¡Sexy! Aunque las botas te hubieran
lucido mejor – dejo escapar un bufido nada femenino ante la efusividad de su
amiga, levanto una ceja cuestionando el
minúsculo traje de diablesa de Jane quien solo se encogió de hombros
mientras hacia una mueca divertida.
-
Confórmate con que me haya embutido en este trapito –
señalo el atuendo de su amiga con una sonrisa en su rostro, la señalo con el
dedo – Muy cliché uh…
-
Pero a mí me queda mejor… andando – Jane
dio una palmada entusiasta y abandonaron el apartamento con dirección al club
donde tendría lugar la fiesta, Jane trabajaba como la asistente personal de
John Rivers el otro socio de la firma de abogados y también el mejor amigo de
James y la fiesta de esta noche era para festejar el 5° aniversario de la firma
y por lo que ella sabia los disfraces y que el lugar escogido fuera un club
nocturno eran cortesía de John, se les había permitido a los empleados llevar a
un acompañante y ella sospechaba que se lo tomarían muy enserio… por lo que
ella sabia James estaría con Amber Baker la hija de uno de sus clientes más
importantes y una completa perra, sacudió la cabeza alejando los pensamientos
de su cabeza, esta noche no iba a pensar en el, solo iba a divertirse como
nunca y culminaría la noche con sexo alucinante, punto...
***
La vida de James Davis
apestaba, esta era la tercera vez desde que había comenzado la dichosa fiesta
que tenía que esconderse de Amber, su padre era uno de los principales clientes
del bufete y había sido él quien la había traído un par de veces a las
reuniones mientras resolvía su 4 divorcio, Dominic Baker era un hombre serio y
bastante agradable pero su hija era la mujer más exasperante que había conocido
nunca, no terminaba de entender que él no quería nada con ella y ya no había
forma delicada en que el pudiera quitársela de encima, tal vez había llegado la
hora de hacerle caso a John y mandarla a la mierda sin contemplación alguna. Al
principio le había parecido entretenido pero ahora comenzaba a exasperarse
enserio.
Dos días antes había
captado el olor más delicioso que sus sentidos hubieran tenido la oportunidad
de percibir, la erección había sido instantánea y el lobo en su interior se
había removido inquieto y gimoteado de puro placer, su compañera, había salido
a reunirse con un nuevo cliente en un restaurante cercano al bufete y luego
había caminado de regreso y entonces el viento había traído el delicioso olor a
vainilla y canela mezclado con el aroma propio de su compañera, estaba seguro
de que era ella porque un lobo lo sabía por instinto, sin perder tiempo había
seguido el olor entre la gente que llenaba la acera y la había tenido tan cerca
pero Amber salida de quien sabe donde se había colgado de su cuello y el fuerte
aroma de su perfume había anulado de golpe todo los otros olores, parecía que
la mujer se había bañado por completo en la apestosa colonia y él había perdido
cualquier rastro del olor de su compañera.
Después de abandonar
montana y a la manada en la que había crecido para comenzar en New York
completamente solo había sido la mejor solución puesto que sus instintos como
alfa chocaban constantemente con las órdenes de su padre, dos alfas no pueden
pertenecer a la misma manada porque tarde o temprano la confrontación sería inevitable
sin importar si eran padre e hijo. Había conocido a John en la universidad y la
afinidad fue instantánea los dos eran miembros de familias muy adineradas, se
habían cuidado las espaldas uno al otro y juntos fueron un frente común contra
las falsas amistades que el dinero puede ofrecer y aunque al terminar la carrera
el había vuelto a montana se habían mantenido siempre en contacto.
Cuando decidido abrir
el bufete no había dudado ni un segundo en llamar a su amigo y ofrecerle la
sociedad, ahora celebraban no solo el aniversario sino también el prestigio y
respeto que se habían ganado a pesar de ser el bufete más joven en la ciudad, a
sus 32 años como hombre y abogado se sentía realizado pero como cambia formas
había sentido que algo le faltaba hasta que había capturado la esencia de su
compañera y el lobo había aullado en reconocimiento.
Así que ahora viajaba
en solitario pero seguía manteniendo contacto con su familia y su antigua
manada, su madre siempre pendiente de él y hostigándolo para que buscara a su
compañera estaba loca por tener nietos, estaba seguro que cuando se enterara de
su hallazgo estaría feliz, dejo escapar un lento suspiro, ahora necesitaba
encontrar a su compañera porque de lo contrario enloquecería.
El club estaba a
reventar, aun no entendía como se había dejado convencer por John para venir a
la fiesta de disfraces aunque se había negado rotundamente a disfrazarse. Se
llevo el vaso a los labios mientras recorría con la mirada el lugar, el whisky
quemo su garganta dejándole una deliciosa sensación… observo detenidamente a
las personas en la pista de baile, una lenta sonrisa divertida se extendió por
su rostro mientras veía los disfraces más absurdos y locos que uno se pudiera
imaginar.
-
Esta fiesta es genial, deberíamos
celebrar aniversarios más seguido – James negó divertido ante la actitud de su
amigo – hay demasiadas diablesas y conejitas… Ummm… delicioso.
-
Eres un pervertido – la música era
ensordecedora, a medida que avanzaba la noche el olor a sexo y sudor llenaban
sus sentidos con mucha más fuerza, a veces tener un súper olfato lo ponía en situaciones
muy incómodas.
-
Problemas justo al frente – gimió de
frustración, su mandíbula se tenso… había pensado que estaría a salvo en la
zona VIP, lejos de Amber y sus intensiones pero la mujer parecía ser más fuerte
que el mismo odio, caminaba hacia ellos moviendo exageradamente las caderas y
enfundada en un pequeño traje de enfermera, no pudo evitar poner los ojos en
blanco… afortunadamente alguien se interpuso en su camino desviando su atención
y el pudo respirar tranquilo pero necesitaba escapar cuanto antes, era irónico
que siendo un cambia formas huyera de una mujer pero a veces la retirada era la
mejor estrategia.
-
Esa mujer me hará cometer un asesinato –
John se carcajeo de lo lindo a su costa, se cruzo de brazos mientras su seño se
fruncía y estaba por soltarle algún insulto lo suficientemente fuerte como para
callarle la boca cuando la fuerte esencia lo golpeo con la fuerza de un tsunami…
Las aletas de su nariz
se agitaron con fuerza y su erección fue instantánea presionando con fuerza
contra la cremallera de su pantalón, su compañera estaba en el bar y por lo que
podía oler ella estaba en celo, el lobo se irguió gimiendo… el delicioso olor a
vainilla y canela inmundo sus fosas nasales y sus músculos se tensionaron en
evidente anhelo.
-
Ya vuelvo – John apenas le dio un
asentimiento con la cabeza, su completa atención puesta en la morena que baila
sensualmente con un sujeto demasiado idiota para merecerlo. Diviso a Amber
retomando el camino hacia ellos de nuevo así que escapo con rapidez.
James se movió con
fluidez entre la multitud, concentrándose en encontrar a la dueña de ese
delicioso aroma que ya comenzaba a desvanecerse, aspiro con avidez no dispuesto
a dejarla escarpar de nuevo.
***
La música sonaba a todo
volumen y sin interrupción, la fiesta estaba en pleno apogeo y parecía que no
tendría fin… el ruido de copas chocando, las risas y gritos así como el
constante parpadeo de las luces comenzaban a darle dolor de cabeza.
Tomo un nuevo trago de
su vaso de vodka y dejo escapar un suspiro de cansancio, tenían una hora entera
dentro del club pero ella ya estaba cansada y es que definitivamente este
ambiente no era lo suyo… se había mantenido alejada en un intento por pasar
desapercibida y estaba teniendo éxito, bueno más o menos, el tipo a su derecha
en la barra comenzaba a inquietarla con la insistente mirada.
El club estaba a
reventar los empleados del bufete parecían haberse tomado muy enserio el
invitar a amigos y conocidos, ella ya había reconocido muchos rostros que veía
a diario entrar a su cafetería. Trato de estirar un poco más la corta falda de
su vestido acomodándola en su regazo pero era inútil, tal vez si era algo
mojigata o solo era la mirada asquerosamente lesiva del sujeto que la hacía
sentir desnuda y muy incómoda.
Dejo escapar un suspiro
de aburrimiento, ella de verdad había tenido la intensión de divertirse y
terminar la noche con algún sexy desconocido, simple y sin complicaciones pero
simplemente no podía hacerlo el sexo casual no era lo suyo. Se llevo la copa a los
labios de nuevo mientras veía a Jane acercarse con una enorme sonrisa hacia
ella.
-
Tu cara me lo dice todo – solo pudo
encogerse de hombros, no había porque mentir su amiga la conocía muy bien, por
lo menos no podrían acusarla de no intentarlo – necesitas divertirte, has
estado encerrada en el trabajo sacando adelante la cafetería sin descanso por
un año entero…
-
Estoy bien ¡Dios! Es solo que esto no es
lo mío… aun no entiendo cómo me deje convencer – Jane resoplo ignorando su
último comentario – en fin regresare a casa.
-
¿estás segura? – no pudo evitar sonreír
ante la preocupación en el rostro de su amiga, asintió lentamente.
-
Si, solo iré a casa – puso los ojos en
blanco ante el puchero de su amiga, a veces podía ser tan infantil – estaré
bien, tu diviértete.
-
Está bien… pero envíame un texto en
cuanto llegues y llévate el auto, esta noche no voy a necesitarlo Ummm… – Jane
movió las cejas sugestivamente mientras sacaba la llave de pequeño bolso que traía
colgado y dejaba caer las llaves en su palma, Nova exploto en carcajadas sin
poder evitarlo.
-
Si mamá – dejo la copa sobre la barra y
abrazo a su amiga, ella solo había traído su celular y lo había dejado en la
guantera del auto de Jane tal vez de manera inconscientemente sabía que estaría
de regreso en el departamento temprano y sola, antes de salir observo a su
amiga coquetear con un castaño disfrazado de vampiro que parecía bastante
atractivo.
Suspiro lentamente en
cuanto estuvo fuera la noche estaba tranquila lejos del bullicio del club,
camino hacia el aparcamiento aun metida en sus pensamientos cuando una mano topo
su boca mientras un brazo se cernía sobre su cintura apretando su cuerpo contra
otro mucho más grande, el fuerte olor a
alcohol la envolvió.
-
¿a dónde vas preciosa? – reconoció la
voz inmediatamente, el hombre que había estado desnudándola con la mirada todo
el tiempo que había estado adentro se le había acercado en una oportunidad
intentando ligar con ella, amablemente le había dicho que no pero parecía que
no lo había aceptado porque era su voz, estaba completamente segura, forcejeo
contra su captor intentando gritar a través de la mano que se lo impedía – no,
no, no… tu y yo vamos a dar un largo paseo.
Esto no podía estar
pasándole, las lágrimas se agolparon en sus ojos mientras era arrastrada hacia
un callejón cerca del edificio del que acababa de salir… iba a ser violada y
asesinada podía sentirlo que otra razón tendría para arrastrarla hacia el
callejón, afirmarlo con cada fibra de su ser, su corazón se encogió ante la
mortal sentencia…
***
Había seguido el olor
hasta la barra solo para encontrarse con Jane Winston, su seño se frunció
ligeramente porque conocía a la mujer y su aroma característico, la veía todos
los días en el trabajo porque era la asistente de John y jamás había sentido
nada por ella en ningún otro sentido a parte del laboral además ella no olía a
vainilla o canela. Ella estaba acompañada de un hombre con claras intensiones
de terminar su noche con ella y no precisamente durmiendo, pudo ver como sus
ojos se agrandaron un poco cuando se percato de su presencia y dando un paso
atrás apartándose un poco del sujeto, el solo asintió en reconocimiento en su
dirección…
El movimiento de la
puerta capto su atención, una pequeña ráfaga de aire se coló trayendo la
deliciosa esencia hacia el de nuevo. Se movió con rapidez hacia la puerta no
dispuesto a dejar escapar de nuevo, la noche estaba silenciosa, la luna estaba
en lo más alto del cielo dominándolo por completo y ofreciendo un hermoso
espectáculo.
El ruido de arrastres
atrajo su atención hacia su derecha para ver como arrastraban a una mujer hacia el callejón al lado del club, una nueva
ráfaga de viento envió el delicioso aroma de su compañera en su dirección con
mucha más fuerza y entonces gruño porque la mujer que estaba siendo atacada era
su compañera.
La vio forcejear con
fuerza pero el sujeto era más fuerte que ella sin perder tiempo comenzó a
caminar hacia ellos, ella logro soltarse y entonces bastardo la golpeo con tal
fuerza que cayó inconsciente sobre el pavimento. La furia exploto a través de
su cuerpo con él poder de una súper nova, la adrenalina corrió como fuego por
sus venas y todo se volvió rojo mientras su instintos tomaban el control total
de su cuerpo, se movió con rapidez mientras él calor recorría su piel y en
cuatro zancadas cubrió la poca distancia transformándose en el proceso en una
explosión de jirones de ropa, clavo las garras en la espalda del hombre tirándolo
con fuerza contra él suelo dejándolo como un muñeco desvencijado aunque aun
respiraba.
Se cernió sobre el
sujeto gruñendo enseñándole sus dientes y dispuesto a destrozarlo si se movía,
el pequeño gemido lo hizo girar la cabeza hacia la mujer que estaba comenzando
a incorporarse sentándose en el suelo, camino lentamente hacia ella colocando
su cabeza en su regazo.
Sus ojos se clavaron en
los más intrigantes ojos violetas que hubiera visto nunca, su cuerpo se relajo
de inmediato mientras se recreaba en el rostro de su compañera… gruesas
pestañas enmarcaban los preciosos ojos violetas, labios gruesos y rosados, sus mejillas
sonrosadas aunque bañadas en lagrimas y los dedos del imbécil marcando su piel,
reprimió un nuevo gruñido intentando no asustarla aun mas… la observo
atentamente esperando su reacción.
***
El golpe en su rostro
la había noqueado pero estaba segura de haber escuchado un fuerte gruñido antes
de perder la consciencia. Se sentía mareada y le dolía el trasero, parpadeo
varias veces antes de lograr enfocar la vista solo para encontrarse con los
ojos dorados de un enorme perro que la miraba desde su regazo, se tenso por un
momento algo asustada por el animal pero se relajo casi enseguida cuando su
mente asocio el gruñido con el perro que ahora la observaba con tanta
intensidad casi pareciendo un humano.
-
¿Eras tú verdad? – sonrió mientras movía
la mano lentamente hasta posarla en la cabeza del animal y acariciarlo tras las
orejas – gracias.
Desvió la mirada mas
allá para ver al sujeto tirado en el suelo entrecerró los ojos por un momento
estudiándolo detenidamente hasta notar que si respiraba, se levanto con algo de
dificultad y desandando el camino hasta donde había estado antes de que el
cretino la atacara encontró las llaves tiradas en el suelo aunque no recordaba
haberlas dejado caer.
Avanzo con rapidez
hacia el auto aun con el perro pisándole los talones, abrió el auto se sentó en
el asiento del conductor, tomando su celular de la guantera marco al 911 y
mientras esperaba a la policía se dedico a acariciar al perro estudiándolo
detenidamente, su salvador era un lobo de enorme tamaño tanto que se había
sentado sobre sus patas traseras y su cabeza estaba a la altura de la suya, su
pelaje tibio, suave y de color negro azabache, pero fueron los ojos azueles los
que la dejaron intrigada… él sonido de las sirenas anunciando la llegada de la
policía junto a una ambulancia la distrajeron por un momento, cuando giro de
nuevo el lobo ya no estaba, extraño.
En la siguiente media
hora la policía tomo su declaración, el sujeto solo tenía una contusión así que
fue esposado y puesto en la parte trasera de la patrulla mientras ella
explicaba todo lo que había pasado incluyendo el acoso dentro de la fiesta de
disfraces y el posterior ataque así como la presencia del lobo que luego había
desaparecido, estuvo agradecida de que tomaran su declaración en el
aparcamiento y luego la dejaran marcharse sin hacer ningún escándalo, Jane
jalaría sus orejas por no llamarla pero afortunadamente no había sido más que
un buen susto… su mente no se aparto del hermoso lobo mientras recorría el
camino hacia su apartamento.
Acababa de quitarse el
vestido y el corsét liberando sus pechos y estaba por comenzar a quitarse el
resto de la ropa interior dispuesta a ducharse cuando el timbre sonó, mordió su
labio inferior debatiéndose entre abrir la puerta o ignorarlo pero el timbre
volvió a sonar esta vez con más insistencia, tomo la bata de seda de un bonito
color lila más larga que tenia y se encamino a abrir la puerta antes de que se
fundiera el timbre.
Se quedo estática
porque James Davis estaba parado frente a ella enfundado en unos vaqueros y una
franela blanca viéndose sexy y muy, muy comestible. Lo observo detenidamente
recreándose en sus facciones deteniéndose en sus ojos azules profundos e
intensos. Dejo escapar un jadeo de manera audible mientras daba un paso hacia
atrás.
-
Eras tú ¿verdad? – el solo asintió lentamente,
su mirada cautelosa mientras cerraba la puerta tras su espalda… era
inverosímil, imposible, impensable y sin embargo aquí estaba el afirmando su
estúpida pregunta.
Había leído tantas
historias eróticas sobre hombres lobos ¿sería posible? sabía que los ojos del
lobo le habían parecido peculiares, conocidos y ahora que veía los de James
podía entender porque, eran los mismos ojos, la misma intensidad.
-
No te asustes por favor – lo miro
detenidamente conmovida por la emoción en su voz – si, era yo… ¿Estás bien? –
asintió lentamente, era real, se mantuvo en silencio esperando el miedo o la
histeria llegaran a ella después de todo el estaba afirmando que era un hombre
lobo y por extraño que pareciera ella le creía, la había salvado de una
horrible experiencia y tal vez de una muerte espantosa ¿Cómo podía tenerle
miedo? pero era real o solo se había dormido y lo estaba soñando.
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