Capitulo Único
El viaje había sido
tranquilo y sin contratiempos y Tori lo agradecía enormemente, había dormido la
mayor parte del camino y el resto del viaje lo había dedicado a terminar de
leer Apocalipsis de Stephen King su
escritor favorito, ahora mientras el autobús se detenía por completo en la
terminal su mente recordaba con claridad el día que se marcho de Great Falls
para vivir con su abuela materna en el condado de Yellowstone luego de la
muerte de sus padres, en ese tiempo ella había tenido quince años y se había
sentido tan triste y sola que le había pedido al mejor amigo de su padre y
quien tenía su custodia que la enviara con la nana Anna su abuela, lejos de los
recuerdos dolorosos y de su amor imposible.
Ben O’ Brian que en ese
tiempo tenía veintiún años y no sabía ni que existía, para el ella era solo la
hija de Frank Evans el jefe de policía y mejor amigo de su padre. Ahora nueve
años después estaba de regreso en su ciudad natal convertida en una hermosa
mujer de veinticuatro años y con un título universitario en veterinaria, aun no
estaba segura de lo que encontraría porque en nueve años las cosas pueden
cambiar mucho, pero estaba feliz de estar de vuelta.
Victoria Evans o Tori
como le gusta que la llamen siempre ha sido consciente de que es diferente, su
padre era un cambia formas y aunque su madre Teresa era humana cuando su camino
se había cruzado con el de su padre, Frank la había reclamado como suya y
convertido en su igual a través de la marca de acoplamiento y ella podría
correr con la misma suerte si era reclamada como compañera por algún lobo de la
manada, si la manada Great Falls de Were – Lobo era una de las más grandes e
importante de Montana.
La abuela Anna había
muerto tan solo dos años atrás y ella se había quedado sola de nuevo y aunque
se había esforzado en seguir adelante concentrándose en el trabajo nada había
sido lo mismo, así que un par de meses atrás cuando Liam O’ Brian hermano menor
de Ben se había puesto en contacto con ella y ofrecido el puesto del antiguo
veterinario de la ciudad ella había aceptado sin pensárselo dos veces,
extrañaba el lugar donde había crecido y era hora de regresar a él.
Respiro profundo
deleitándose con la pureza del aire y los preciosos recuerdos que acudieron a
su mente, ella y sus padre habían sido completamente felices en esta tranquila
ciudad y ella esperaba serlo de nuevo, se acomodo el pequeño bolso de viaje que
había llevado dentro del autobús y camino con tranquilidad hasta donde estaban
su equipaje pesado, dos maletas lo suficientemente grande para guardar su ropa
y algunos recuerdos personales. Los muebles así como la casa de su abuela ya
habían sido vendidos y le había sorprendido la rapidez con la que había
encontrado comprador, era una buena cosa.
-
¡Hey! – hacia ella se acercaba una
bonita pelirroja, con pasos felinos y elegantes – soy Dana la esposa de Liam –
Tori asintió lentamente sonriendo mientras estrechaba la mano de la mujer preguntándose
como la había reconocido – te ayudo.
-
Gracias, estaba pensando cómo manejar
las dos maletas ¿Cómo me reconociste? – Dana le sonrió con diversión y ella no
pudo evitar devolvérsela, la mujer tenía unos bonitos ojos marrones, caminaron
hasta una Suv negra y después de guardar las maletas en la parte trasera
emprendieron el camino.
-
Me alegra que hayas aceptado volver,
John y Eileen están felices… y en cuanto a tu pregunta pues te pareces a tu
madre, hay una foto de ellos en el edificio del consejo así te reconocí.
-
A mí también me alegra regresar y
gracias – el silencio que se instalo entre ella fue cómodo, Tori se dedico a
mirar por la ventana admirando lo hermoso que seguía siendo Great Falls y lo
poco que habían cambiado las casas y calles, el que se pareciera a su madre le
daba placer y la hacía sentir aun más cerca de ella.
La camioneta se detuvo
frente a la enorme casa O’ Brian y mientras bajaba de auto no pudo evitar
recordar los buenos momentos vividos en ella, estaba igual a como la recordaba
aunque ahora estaba pintada de un bonito color marfil, sonrió con algo de
nostalgia, había sido en una fiesta de la manada celebrada en esta casa dos
semanas antes de la muerte de sus padres que ella se había dado cuenta de lo
enamorada que estaba de Ben y esa misma noche el había roto su corazón sin
saberlo.
El había pasado toda la
noche de la mano de Cindy Meltzer una preciosa morena, ella se había tenido que
tragar sus sentimientos y aceptar que él nunca miraría en su dirección, ahora a
sus veinticuatro años y luego de un par de novios en la universidad estaba
segura de haberlo superado o eso esperaba porque hasta que no estuviera frente
a Ben no lo sabría a ciencia cierta… haciéndose con las maletas avanzaron hacia
la casa, se quedaría con los O’ Brian después de la advertencia de Liam de que
Eileen no aceptaría otra cosa.
-
Eileen ahora no está en casa pero tu
habitación esta lista – definitivamente la casa estaba tal y como ella lo
recordaba, subieron las escaleras hasta el segundo piso y avanzaron por el
amplio pasillo hasta una puerta de roble al final del pasillo, Dana abrió la
puerta y avanzo dentro de la habitación extendiendo los brazos de manera
teatral – tu habitación.
-
Es hermosa, gracias – colores pasteles
creaban un suave contraste con el color caoba de la madera y un enorme ventanal
dominaba la pared frente a la puerta, preciosa.
-
Bien te dejo para que descanses,
bienvenida.
-
Gracias Dana – la observo salir de la
habitación serrando la puerta tras ella, dando un suave suspiro se dispuso a
recorrer la habitación para familiarizarse con ella, sentándose sobre la cama
se saco las botas a tirones y la chaqueta antes de dejarse caer sobre el suave
colchón.
Abriendo las maletas
paso la siguiente hora acomodando su ropa en la cómoda y el closet de la
habitación, y también su neceser de artículos personales en la repisa del baño,
satisfecha y con nada más que hacer por el momento se despojo de su ropa y
calcetines dispuesta a tomar un rico baño caliente. Sus músculos se relajaron
cuando los chorros de agua caliente masajearon su espalda y hombros.
Estaba feliz de haber
regresado a su hogar y a la manada, su padre había sido el jefe de policía y el
ejecutor de la manada y sabía que era el lugar que ahora ocupaba Ben. Bueno tal
vez ella nunca tendría a él sexy Ben O’ Brian pero por lo menos estaba de
regreso con los suyos e intentaría ser feliz.
-
Estoy de regreso – tomo una toalla
esponjosa y se seco por completo, estaba más que claro que Eileen quería
hacerla sentir cómoda y ella lo agradecía enormemente. Tomando un pijama de
franela se preparo para dormir un rato después de tan largo viaje, el reloj de
la mesita de noche marcaba las tres de la tarde tal vez podría dormir un par de
horas antes de encontrarse con la familia O’ Brian en pleno. Se metió bajo las
sabanas acurrucándose en la suavidad del algodón suspirando dócilmente se dejo
ir en los brazos de Morfeo.
***
Ben O’ Brian sonrió de
nuevo al ver a su madre jalonear a su padre hacia el auto, quien diría que la
pequeña Eileen con solo 1.52 metros y 50 kilos tendría tanta fuerza para hacer
con su padre lo que ella quisiera y eso que John O’ Brian era el Alfa de una
manada de lobos y una mole de seis pies con tres pulgadas de altura (1.95mts) y
127 kg, era una característica muy común entre los miembros masculinos de la
manada ser grande y corpulento, era bastante normal para un cambia formas.
El entusiasmo de su
madre se debía a la llegada de Victoria Evans la hija de Frank y Teresa Evans
miembros fallecidos de la manada y mejores amigos de sus padres, el solo
recordaba a una adolecente demasiado tímida con unos ojos azules gatunos muy
bonitos pero nada más, en esa época el había tenido la cabeza embotada por
Cindy Meltzer y no había prestado atención a nada mas a su alrededor.
Afortunadamente para el había descubierto las verdaderas intenciones de la
mujer y ahora la evitaba como a la peste aunque parecía que ella no se daba por
enterada, demasiado exasperante.
Cindy había perdido a
su padre unos cuatro años atrás víctima de un accidente de auto si bien los
cambia formas se curaban bastante rápido y tenían muchas ventajas sobre los
humanos en cuestión de salud no era inmortales y un golpe en la cabeza era
igual de peligroso para ellos, así que él pobre hombre había muerto en el acto
y puesto que su madre había perecido mientras daba a luz a Cindy, cuando se
quedo sola la manada la protegió con mas ahincó y él se sintió aun mas unido a
ella por empatía pero luego había descubierto que ha ella poco le importaba lo
que había sucedido con sus padres y su único interés por Ben se debía al hecho
de que quería ostentar el titulo de compañera del hijo mayor del alfa y futuro
sucesor, se había sentido un completo idiota por no decir que utilizado y
furioso así que él había cortado cualquier tipo de relación con ella y la había
amenazado con desenmascararla frente a la manada pero ni eso había detenido a
la insufrible mujer de atosigarlo, suspiro profundamente alejando cualquier
pensamiento que involucrara a Cindy Meltzer no dispuesto a arruinar su buen
humor.
-
Uno pensaría que al ser el Alfa de una
manada de lobos obtendría un poco de respeto de su compañera – su sonrisa se
hizo más amplia ante las palabras de su hermano.
-
Todos saben que mamá es quien lleva los
pantalones en realidad – su hermana pequeña Kyra aprovechando siempre cualquier
ocasión para divertirse a costa de su padre.
-
Los estoy escuchando… suban al auto de
una vez antes de que le de algo a su madre – amaba a su loca familia más que a
nada, todos estaban bien locos pero eso estaba bien para él... Subieron a la
Tahoe negra de su padre todos juntos, él le había prestado su Suv a Dana para
que fuera a la terminal de autobuses por Victoria.
El camino de regreso a
casa fue tranquilo a pesar de las constantes bromas de Kyra y la impaciencia de
su madre, al entrar en la calle de la casa familiar diviso su Suv estacionada
en la entrada claro signo de que Dana ya estaba de regreso. El auto aun no se
había detenido y su madre ya había saltado fuera de él y caminado a toda prisa
con su hermana pisándole los talones.
-
Las mujeres son criaturas muy extrañas –
asintió lentamente a la afirmación de su padre, en definitiva las mujeres eran
muy extrañas. Avanzaron hasta la casa a paso lento mientras hablaban de nuevo
sobre los puntos expuestos en la reunión del consejo, todos coincidían en que
el problema de los renegados afectaba a la manada y a la ciudad por igual.
En la sala solo estaban
su madre, hermana y cuñada enfrascadas en una intensa conversación, no pudo
evitar poner los ojos en blanco ¡mujeres! Se encamino a la cocina por algo de
agua pero el delicioso olor a lavanda lo hizo detenerse a mitad de camino, las
aletas de su nariz se agitaron con fuerza mientras se embebía con el delicioso
aroma, su lobo gimoteo removiéndose ante el olor y su miembro se apretó contra
la cremallera de sus vaqueros.
Avanzo con más rapidez
hacia la cocina puesto que el aroma se concentraba en ese lugar, se detuvo en
el umbral de la puerta. La mujer más hermosa que hubiera tenido la oportunidad
de ver estaba concentrada preparándose un sándwich en el mesón central de la
cocina, cabello liso negro como las alas de un cuervo enmarcaban un rostro en
forma de corazón, nariz pequeña y respingosa, labios gruesos y rosados, el
sweater azul que parecía ser de algodón
se amoldaba a su cuerpo de forma suave tanto que podía ver claramente la forma
de sus senos y las curvas en su cintura.
Sus ojos siguieron en
trance el movimiento de sus manos al preparar la comida y luego la trayectoria
de la misma hasta la preciosa boca, sus ojos se encontraron y no pudo evitar
perderse en unos profundos ojos azules gatunos rodeados por gruesas y largas pestañas,
ella dio un respingo al notarlo y disfruto del sonrojo en sus mejillas y
cuello. Su aroma se hizo mucho más intenso golpeándolo como un bólido, su lobo
gimoteo con más fuerza completamente feliz, lavanda, vainilla, canela y algo
más pero desapareció tan rápido que no pudo tomarlo en cuenta… No sabía qué
buena obra había hecho en su anterior vida pero estaba agradecido por tan
precioso regalo, justo ahora frente a él estaba su compañera predestinada y era
hermosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario