***
No había logrado dormir
nada más que una hora demasiado ansiosa por el reencuentro, se había enfundado
en unos vaqueros y un fino sweater de algodón azul junto a sus inseparables
botas, luego había bajado a la sala donde había encontrado a Dana tomando café
así que se había sentado junto a ella y conversado amenamente cosa que le había
permitido enterarse de muchas cosas que habían pasado a lo largo de los nueve
años de ausencia, su estomago había gruñido ruidosamente y Dana le había
sonreído divertida mientras la guiaba a la cocina y la dejaba a sus anchas
mientras ella regresaba a la sala.
Ahora estaba
completamente paralizada, Ben O’ Brian su amor platónico de la adolescencia
estaba frente a ella viéndose como el más pecaminoso sueño húmedo que hubiera
tenía alguna vez, vaqueros azules, franela blanca, chaqueta negra, músculos y
unos hermosos ojos verdes. Trago el mordisco de sándwich que había mordido con
algo de dificultad.
-
Hola – su voz fue suave a pesar de sus
nervios – soy Tori.
Se dio una palmadita
mental por haber salido de su estupidez y poder hablar correctamente, dejo el
pan sobre el plato y se volvió hacia el refrigerador guardando todo lo que
había utilizado en su lugar, sus manos habían comenzado a sudar y su corazón
estaba corriendo ferozmente como si intentara escapar de su pecho. Lo sintió
moverse hacia ella y cerró la puerta con más fuerza de la necesaria antes de
girarse para enfrentarlo y por supuesto el había sido más rápido que ella
aprisionándola contra la superficie fría del refrigerador. Sus ojos brillaban
como dos esmeraldas, parecía un depredador al asecho, con una velocidad pasmosa
hundió el rostro en su cuello y lo escucho aspirar con fuerza haciéndola
estremecer.
-
Lavanda,
vainilla y canela – su voz fue un ronroneo que envió escalofríos desde su
columna vertebral extendiéndose por todo su cuerpo hasta sus pies, su nariz se
deslizo suavemente por la sensible piel de su cuello poniéndole la piel de
gallina, sus ojos se cerraron mientras dejaba escapar un pequeño gemido – mi
preciosa, preciosa compañera.
-
¿Compañera? – fuertes manos rodearon su
cintura apretándola contra el duro cuerpo masculino, aspiro el olor almizclado
y varonil.
-
Si, compañera…
El fuerte carraspeo la
hizo saltar entre sus brazos, en la puerta estaban John y Eileen, Liam y Dana
observándolos atentamente y por sus expresiones sorprendidas ella estaba segura
de lo incomodo y bochornoso de la situación, se removió incomoda intentado
liberarse del férreo abrazo pero solo consiguió que se apretara mas en torno a
su cintura.
-
¿Ben, hijo? – Eileen parecía preocupada
y ella también comenzaba a preocuparse ¿Había escuchado bien? ¿Ben había dicho
que ella era su compañera?
-
Ben, aléjate un poco hijo – la única
respuesta fue un bajo gruñido y Tori no pudo evitar temblar aunque esta vez
había algo de miedo en la acción… el pareció notarlo porque aspiro una última
bocanada de aire antes de comenzar a alejarse de ella lentamente, sus ojos
estaban ahora de un intenso color dorado – muy bien, Tori acércate hasta aquí
lentamente.
Ella se movió
lentamente lejos de Ben, su corazón se apretó y por un momento vacilo pero una
mirada a John le dijo que lo mejor era alejarse. Se detuvo a un lado de Dana
que estaba más cercana a la puerta, Ben sacudió la cabeza como si saliera de
alguna especie de trance, sus miradas volvieron a encontrarse y sus ojos ahora
verdes se clavaron en su alma manteniéndola en su lugar sin poder apartar la
mirada de él… ella lo amaba, después de tantos años seguía amándolo y su amor
platónico de adolecentes se había convertido en el amor de una mujer madura por
el hombre que siempre había estado presente en sus pensamientos.
***
Había perdido el
control, el aroma de su compañera lo había envuelto tanto que su autocontrol se
había ido de paseo. Esos hermosos ojos azules lo miraban con clara confusión y
eso solo la hacía aun más adorable, su compañera era la tímida Tori, la hija
adolecente de quince años de los Evans los amigos de sus padres, la que había
ignorado deliberadamente años atrás… tenso la mandíbula al apretar los dientes
para evitar gruñir de irritación, porque justo ahora quería patearse así mismo
por dejar de lado a su compañera, muchos Were no lograban encontrar a sus
parejas predestinadas y el no solo la había ignorado por completo,
deliberadamente y con alevosía la había olvidado.
-
No pretendía asustarte Tori – pudo notar
la duda en su voz, estaba claro que intentaba auto convencerse a sí mismo – yo
solo perdí el control, enserio lo siento.
-
Está bien – hizo una mueca al escuchar
su voz trémula – me alegra verte Eileen – ella se giro a abrazar a su madre, se
quedo estático mientras la veía abrazar a su padre y hermano… el sentimiento de
posesividad bullendo en su interior.
-
Bienvenida querida, este fin de semana
tendremos una barbacoa para darte la bienvenida a la manada.
-
Eso es maravilloso Eileen, gracias.
-
¿Quién quiere un delicioso café? – el
entusiasmo de Dana termino por suavizar la situación… así que unos minutos
después estaban en la sala todos reunidos tomando café mientras hablaban y
reían.
Ben se dedico a
observar a su compañera con detenimiento, la manera en la que su pequeña nariz
se arrugaba, los hoyuelos en las mejillas al reírse, su suave voz, todo en ella
lo llamaba a reclamarla de inmediato. Necesitaba estar a solas con Victoria
para que así pudieran conocerse un poco más, ansiaba marcarla como suya,
acoplarse con su pareja predestinada. No era nada extraño que al encontrar a
sus compañeras los Were se acoplaran enseguida y más si ellas estaban al tanto
de su condición y Tori lo estaba puesto que era hija de un miembro de la
manada… para efectos prácticos ellos ya estaban casados.
-
Eres un Omega – el silencio cayó como
una pared de ladrillos sobre la estancia, Ben miro a su padre pero este mantenía
la mirada fija en Tori.
-
¿Omega? ¿Qué significa?
-
Los Omegas son sumamente especiales
dentro de la manada, fortalecen los lazos haciéndola aun más fuerte… y a menudo
son poseedores de un don, lo que los hace aun más especiales... hace mas de
cien años que no nace uno, pero aquí estas tu y eres un Omega.
-
Pero soy humana.
-
Lo sé, todos los Omegas son humanos
originalmente Tori y su poder se duplica al ser convertidos en Weres y
acoplarse con una pareja.
-
Yo… no sé qué decir… ¡Wow!
-
Estoy honrado con tu regreso a la manada
y tu integración a la familia como una nueva hija – Tori se removió incomoda en
su sitio y enrojeció profundamente, la mirada de Ben sobre ella era intensa y
persistente. Ella era un Omega, rara, única y hermosa como una joya extremadamente
preciosa y era suya.
-
Vaya… – Eileen salto en su asiento –
sabía que había algo muy especial en ti.
-
Ya veo – su voz fue apenas un susurro,
parecía sobrecogida por las emociones y el no pudo evitar removerse incomodo en
su lugar, sus manos picaban por tocarla, sus brazos dolían por abrazarla… aun
no la había reclamado pero para él era más que obvio lo posesivo que podía
llegar a tornarse con respecto a ella, lo sobre protector que podría llegar a
ser ahora mucho más que sabía que era un Omega… si los renegados se enteraban
de esto no dudarían en ir contra ella, llevársela y lastimarla y eso era algo
que no permitiría.
Las mujeres se
enfrascaron en una nueva conversación y no pudo evitar gimotear descontento por
no poder estar a solas con su compañera, su padre y Liam notaron su estado de
ánimo y rápidamente se llevaron a sus mujeres fuera de la sala dejándolos por
fin solos. El silencio se extendió por un largo momento antes de que
carraspeara aclarando su garganta.
-
Lamento mucho lo que sucedió en la
cocina.
-
Deberías dejar de disculparte tanto Ben,
no sucedió nada – ella le estaba sonriendo con dulzura, la comprensión patente
en su mirada – estaba enamorada de ti ¿sabes? – la miro confundido – cuando
tenía quince años, estaba loca por ti… pero tú solo tenias ojos para Cindy.
-
Lo sé – resoplo disgustado, entendía su
reacción ahora, su escepticismo por su proclamación de que ya la amaba, así era
entre los miembros de la manada… amor a primera vista y para siempre – lamento
haber tenido mi cabeza dentro de mi culo tanto tiempo ¡Dios! Quiero patearme el
trasero por lastimarte, por no verte hace nueve años.
-
Creo que fue lo mejor – la miro
incrédulo ¿De qué rayos hablaba? – era una mocosa de quince años… regrese a
Great Falls porque quería vivir donde nací, el lugar en el que mis padres
fueron tan felices y juro que estaba segura de haberte superado, que ese amor
platónico adolecente estaba completamente olvidado… ahora me doy cuenta de que
ese amor solo se ha incrementado y ha madurado, porque mis sentimientos ahora
son los de una adulta.
-
Tori… yo, gracias… – se movió mas cerca
de ella acomodándose a su lado en el sofá de dos plazas – juro que no voy a
desaprovechar esta oportunidad… eres mi compañera predestinada Tori y me muero
por marcarte justo ahora, puede sonar rudo pero es lo que siento.
-
Me alegra que siempre digas lo que
piensas, nunca me mientas Ben, no me ocultes cosas o me sentiré traicionada.
-
Nunca – Tori mordió su labio inferior,
deseo y genuina curiosidad brillando en su mirada – yo podría comportarme como
un imbécil sin sentimientos, llevarte a la habitación mas cercada y hundirme en
tu calor – ella dio un gritito ahogado y el no pudo evitar sonreír, se movió
con rapidez tomándola de la cintura y sentándola a horcajadas sobre su regazo –
pero creo que primero debemos tener una cita.
-
¿Cita? – su sonrisa se hizo más amplia
al ver su mohín de disgusto, pero enserio quería hacerlo lo mejor posible para
ella así que lo mejor que podría hacer era guardarse sus pensamientos
pervertidos y dejar de pensar con la cabeza que tenia entre las piernas.
-
Si, una cita… hay una feria en la ciudad
¿Qué tal si subes por una chaqueta y vamos a comer algodón de azúcar – aparto
un mechos de cabello sedoso de su rostro acariciando su mejilla en el proceso
gimiendo feliz cuando ella inclino su rostro hacia su mano en señal clara de
sumisión… deslizo sus manos por su cuello acercando su rostro aun mas al suyo,
sus bocas se encontraron en el primer beso de muchos, su lengua acaricio su
labio inferior haciéndola jadear y abrir la boca, sus lenguas se encontraron y
su sabor exploto en su boca dulce y picante mientras profundizaba el beso
saqueando su boca con pasión.
Movió sus manos por sus
hombros acariciando sus brazos, removió la tela del sweater sobre su estomago
apretando la suave piel de su cintura y acariciándola en suaves círculos
haciéndola arquearse sobre su regazo, podía sentir el calor emanando de su
centro mientras el olor de su excitación se hacía más y más fuerte… usando el
escaso autocontrol que le quedaba como ancla abandono la deliciosa boca no sin
antes dejar un par de castos besos… la respiración entrecortada, el sonrojo en
sus mejillas y los ojos de Tori oscurecidos por el deseo no ayudaban en nada a
su deseo de comportarse como un caballero.
-
Ve por una chaqueta – su voz ronca le
pareció desconocida, ella bajo de su regazo y corrió escaleras arriba
desapareciendo de su vista eso le dio oportunidad de serenarse y aplacar a su
amigo que estaba presto para jugar, quería hacer las cosas bien y tomarla en la
sala de la casa de sus padres definitivamente no era la mejor idea.
La llevaría a la feria
que había llegado a la ciudad para una cita y luego la traería de regreso sana
y salva a casa de sus padres, este sábado podría presentarla oficialmente como
su compañera a la manada en la barbacoa de bienvenida pero para eso faltaban un
par de días… tal vez al día siguiente podría llevar a conocer su casa después
de todo ahora también seria de ella, si ese era un buen plan, el no era un tipo
romántico y estaba más que claro que no podría llevarla frente a todos los
lobos solteros de la manada sin reclamarla pero bien podría esperar un poco mas
y tener un par de citas, se las debía por ignorarla nueve años atrás…
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