sábado, 8 de junio de 2013

Omega, IV Parte


***

La campanilla de la puerta sonó en cuanto entro a la estación de policía, caminando hasta su oficina diviso a Bobby Banks el novato de la estación guardando carpetas en el archivador era uno de los pocos humanos que sabían su secreto. Afortunadamente para ellos como agentes de la ley Great Falls era una ciudad tranquila con pocos crímenes aunque últimamente los lobos renegados estaban causando demasiados problemas.
-          ¿Alguna novedad?
-          Nada del otro mundo jefe, un par de disputas entre vecinos lo mismo de siempre – asintió mientras recogía un par de carpetas de su escritorio.
-          Mantenme al tanto por cualquier otra cosa.
-          Entendido.
-          Y vete temprano a casa hombre – salió a la noche caminando con paso decidido hacia su auto, estaba pletórico con el giro que había dado su vida ahora que tenía una compañera…
Mientras avanzaba por la carretera su mente vagaba una y otra vez por todas las cosas buenas que le habían sucedido a lo largo del día. Ahora necesitaba neutralizar a los renegados y acabar con la amenaza que representaban para ellos y los humanos por igual, era una buena cosa que no se hubieran dedicado a transformar nuevos Were porque de lo contrario tendrían muchos más problemas.
La actitud de los renegados era errática en algunas ocasiones y eso era lo que los mantenía confundidos, seis ataques en diferentes lugares de la ciudad hablaba mucho de las intensiones porque estaba claro que querían causar el caos… apretó el volante con fuerza, estaba frustrado y furioso, odiaba sentirse impotente cómo se sentía justo ahora. Necesitaban por lo menos saber sus nombres, sus rostros o por lo menos saber cuántos eran realmente eso ayudaría mucho a resolver las cosas de la mejor manera posible.
Observo atentamente su casa mientras avanzaba hacia ella, estaba orgulloso de tener su espacio propio, le había tomado trabajo repararla pero el esfuerzo había valido la pena ahora esperaba que a Tori le gustara y la volviera su hogar también.


***


Se removió entre las sabanas, estaba totalmente dispuesta a volver a dormir plácidamente pero el sol entro imponente en la habitación por el ventanal que Eileen acababa de abrir, gruño mientras se cubría de pies a cabeza.
-          Más vale que te levantes jovencita, anoche no pude hablar contigo y me muero por saber que paso.
-          Nos morimos por saberlo – aparto las sabanas sentándose en la cama, allí estaban Eileen, Dana y Kyra esta ultima le ofrecía una taza de humeante café.
-          Creo que están sobornándome – tomo la taza ofrecida mientras ellas se sentaban a su alrededor en la cama – exactamente ¿Qué quieren saber?
-          Bueno, es obvio que no te acoplaste con mi hermano así que…
-          Tuvimos una cita.
-          ¿Una cita?
-          Sip, una cita… me llevo a la feria y luego me trajo hasta la puerta – Dana dejo escapar un silbido mientras Eileen sonreía satisfecha.
-          Estoy sorprendida.
-          Yo no, mi hijo es todo un caballero.
-          Y ¿Qué harán hoy? Mañana es la barbacoa y no creo que quiera que te presentes sin que estén acoplados.
-          Lo sé – dejo escapar un suspiro, su dedo deslizándose por la orilla de la taza – pero estoy feliz y agradecida por mis citas.
-          ¿Citas? Así que abra más de una.
-          Algo así, hoy conoceré su casa.
-          Y bailaran el mambo sobre el colchón.
-          ¡Kyra! – Tori se sintió enrojecer, aunque lo ansiaba muchísimo porque tenía la impresión de que la dejaría sin aliento, no era algo que quería discutir con nadie más puesto que lo consideraba muy privado.
-          Está bien, está bien… yo solo decía.
-          Bien, te dejamos para que te duches y bajes a desayunar – Eileen le dio a su mano un ligero apretón, le sonrió, esta mujer era ahora su suegra o mejor como una madre para ella… La dejaron sola en la habitación y se dejo caer en la cama suspirando satisfecha.
Se dio una ducha rápida, enfundándose en unos vaqueros negros combinándolos con una blusa de tirantes blanca y una camisa de cuadros rojos se calzo sus botines negros sin tacón, dejándose su cabello suelto… bajo las escaleras y anduvo hasta la cocina donde todos ya estaban desayunando.
Se acomodo en una silla alta en el mesón central de la cocina acomodándose al lado de Kyra, desayunaron amenamente entre risas y bromas... ahora sabía que a pesar de vivir en su propia casa a Dana le gustaba beberse el café de Eileen así que era normal encontrársela todas las mañana desayunando y ha Eileen le encantaba tener la casa llena de personas así que nunca se quejaría por ello.
Después de ayudar a lavar los platos decidió dar un paseo hasta la clínica veterinaria no muy lejos de la casa, quería familiarizarse con el lugar y por lo que había dicho Liam tardaría un par de horas en ver a Ben así que mientras llegaba el momento de verlo de nuevo camino con tranquilidad por las calles que a esa hora del día apenas comenzaban a cobrar vida.
Seis calles después estaba frente al que sería su lugar de trabajo y aunque ahora estaba cerrado esperaba que para la siguiente semana ya estuviera trabajando y ayudando a los animales, aun no había tenido el valor de decirle a John y a Ben sobre su ya manifestado don especial, era algo que podía hacer desde que tenía quince años después de la muerte de sus padres… constantemente pensaba que todo ello era resultado de su ferviente deseo de devolverle la vida a sus padres y ahora que sabía que era un Omega eso explicaba muchas cosas.
Suspirando se giro y comenzó la tarea de desandar el camino de regreso a la casa, el vello de su nuca se erizo y la sensación de ser observada se instalo en la boca de sus estomago se detuvo mirando alrededor con detenimiento pero no encontró nada raro salvo los negocios que comenzaban a abrir, encogiéndose de hombros reanudo su camino a veces podía ser muy paranoica.


***


Burt Wet puso la van en movimiento, ahora entendía porque Jasón se había arriesgado tanto al incursionar en la ciudad donde podrían ser atrapados en cualquier momento por otro cambia formas, la chica era un Omega. Lo miro de reojo sentado en el asiento del copiloto luciendo una sonrisa de suficiencia ahora que había reafirmado sus sospechas.
No se sentía cómodo con los planes de Jasón y ciertamente no estaba de acuerdo con lo que este pensaba hacerle a esa pobre chica, como Were se había sentido solo al ser expulsado de su manada de manera tan injusta, solo por su preferencia sexual que en cuanto Piers le había ofrecido una nueva oportunidad él no había dudado en unirse. Pero ahora no estaba seguro de haber tomado la mejor decisión.
¿Por qué atacar el territorio de una manada pacifica? Esa no era la esencia de un lobo, apretó el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos por el esfuerzo, observo al resto del grupo a través del espejo retrovisor. Sabía que Trey tampoco aprobaba las acciones de Jasón y los demás después de todo a ellos dos los habían expulsados de manadas opresoras por levantarse y defender las cosas en las que creían.
Carl era indiferente ante todo y frio, y Dennis era cruel y desalmado un completo bastardo… se concentro en la carretera y respiro más tranquilo cuando estuvieron lejos del territorio de la manada camino a la escondida cabaña, tal vez había llegado el momento de alejarse y comenzar de nuevo en un lugar tranquilo y lejos de tantos conflictos. Esperaba poder salvar a esa chica y redimirse por sus acciones, luego se marcharía llevándose a Trey con el sin mirar atrás.


***


Lo primero que vio al entrar a la calle fue a Tori llegando a la casa, parecía que había salido a caminar, se veía serena y hermosa. Se estaciono frente a la casa bajando de la camioneta justo cuando ella alcanzaba la entrada y no pudo evitar que la sonrisa boba volviera a instalarse en su rostro, sin perder tiempo la abrazo contra su cuerpo respirando su aroma, sintiendo su calor.
-          Te extrañe preciosa – acaricio la curva de su cuello con la nariz regocijándose por tenerla consigo, sin perder tiempo tomo su boca besándola hasta quedar sin aliento – ¿Lista para conocer nuestra casa?
-          ¿Nuestra?
-          Si, nuestra… apena nos acoplemos viviremos juntos y luego harás de mi un hombre honesto casándote conmigo – la vio poner los ojos en blanco, parecía divertida con la situación.
-          Vaya señor O’ Brian veo que es usted el amo del romance.
-          Bien, aun me falta planearlo pero sabes que voy a casarme contigo.
-          Bien.
-          Bien – la jalo hacia el auto ayudándola a subir y poniéndose en marcha con rapidez – ¿Cómo te sientes esta mañana?
-          Bastante bien, aunque fui atacada en mi habitación al despertarme… tú hermana, madre y cuñada.
-          Si, esas mujeres son un trió de cotillas – el sonido de su risa inundo el espacio del auto haciéndolo sentir mucho más contento, le gustaba escucharla feliz y risueña.
La escucho hablar de su pequeño paseo de reconocimiento hasta la clínica veterinaria y de lo divertido que había sido desayunar en compañía de su familia, saltaba en el asiento con entusiasmo y eso le parecía adorable. Estaciono frente a su casa bajando rápido de la camioneta ansioso por saber que pensaba sobre su hogar, esperaba que ella le diera ese toque hogareño que sabía le hacía falta y eso la hiciera sentir más a gusto.
Ella ya se había bajado y sus ojos observaban atentamente la casa, su estomago se apretó con nerviosismo se sentía como un adolecente inexperto a punto de dar su primer beso, la tomo de la mano guiándola hacía la casa dejándola estudiarlo todo a sus anchas su silencio lo ponía más y más ansioso mientras transcurrían los minutos.
-          Me gusta – su voz lo saco de sus lamentos mentales, ella le sonreía radiante – es muy tu, me gusta.
-          Me alegra que te guste, puedes agregar o quitar lo que quieras – acaricio su rostro recreándose con su suavidad – esta también es tu casa ahora.
-          Gracias – uno, dos, tres besos suaves y cortos en sus labios antes de apoderarse de su boca con una pasión voraz.
-          Tenía la intensión de esperar un poco más, ser un caballero pero mi lobo está inquieto con la perspectiva de que vayas a la barbacoa sin marca de acoplamiento.
-          Lo sé – su voz trémula y el estremecimiento de su cuerpo le demostraron que ella también quería lo que pasaría a continuación.
-          No importan nuestros pasados, a partir de ahora solo somos tú y yo – inclinándose nuevamente sobre Tori la reclamó con los labios su lengua rápidamente pidiéndole la entrada y ella dócilmente se la dio, sus manos se perdían en la espalda de Tori hasta la cintura de sus vaqueros.
-          Ben… tengo algo importante que decirte – le prestó total atención – yo nunca… yo…
-          Tori cariño ¿Qué intentas decirme?
-          Yo nunca… bueno ya sabes, no hay pasado en ese sentido ni otros hombres…
-          Eres… ¿Estas diciéndome lo que creo que…? – ella solo asintió sonrojada, el fuerte sentimiento de posesión que lo recorrió fue embriagador, apretó el agarre sobre su cintura besándola con fuerza – gracias, es un hermoso regalo… prometo que seré muy gentil, te amo preciosa ¿Lo sabes verdad?
-          Lo sé – ella asintió sonriéndole dulcemente, no le hubiera importado si ella hubiera tenido experiencia con otros hombres eso para el no tendría relevancia… pero saber esto ahora la hacía aun más preciosa y única para él y agradecía enormemente recibir  tan hermoso y especial privilegio.

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