***
La
campanilla de la puerta sonó en cuanto entro a la estación de policía,
caminando hasta su oficina diviso a Bobby Banks el novato de la estación
guardando carpetas en el archivador era uno de los pocos humanos que sabían su
secreto. Afortunadamente para ellos como agentes de la ley Great Falls era una
ciudad tranquila con pocos crímenes aunque últimamente los lobos renegados
estaban causando demasiados problemas.
-
¿Alguna
novedad?
-
Nada del
otro mundo jefe, un par de disputas entre vecinos lo mismo de siempre – asintió
mientras recogía un par de carpetas de su escritorio.
-
Mantenme al
tanto por cualquier otra cosa.
-
Entendido.
-
Y vete
temprano a casa hombre – salió a la noche caminando con paso decidido hacia su
auto, estaba pletórico con el giro que había dado su vida ahora que tenía una
compañera…
Mientras
avanzaba por la carretera su mente vagaba una y otra vez por todas las cosas
buenas que le habían sucedido a lo largo del día. Ahora necesitaba neutralizar
a los renegados y acabar con la amenaza que representaban para ellos y los
humanos por igual, era una buena cosa que no se hubieran dedicado a transformar
nuevos Were porque de lo contrario tendrían muchos más problemas.
La actitud
de los renegados era errática en algunas ocasiones y eso era lo que los
mantenía confundidos, seis ataques en diferentes lugares de la ciudad hablaba
mucho de las intensiones porque estaba claro que querían causar el caos… apretó
el volante con fuerza, estaba frustrado y furioso, odiaba sentirse impotente
cómo se sentía justo ahora. Necesitaban por lo menos saber sus nombres, sus
rostros o por lo menos saber cuántos eran realmente eso ayudaría mucho a
resolver las cosas de la mejor manera posible.
Observo
atentamente su casa mientras avanzaba hacia ella, estaba orgulloso de tener su
espacio propio, le había tomado trabajo repararla pero el esfuerzo había valido
la pena ahora esperaba que a Tori le gustara y la volviera su hogar también.
***
Se removió
entre las sabanas, estaba totalmente dispuesta a volver a dormir plácidamente
pero el sol entro imponente en la habitación por el ventanal que Eileen acababa
de abrir, gruño mientras se cubría de pies a cabeza.
-
Más vale que
te levantes jovencita, anoche no pude hablar contigo y me muero por saber que
paso.
-
Nos morimos
por saberlo – aparto las sabanas sentándose en la cama, allí estaban Eileen,
Dana y Kyra esta ultima le ofrecía una taza de humeante café.
-
Creo que
están sobornándome – tomo la taza ofrecida mientras ellas se sentaban a su
alrededor en la cama – exactamente ¿Qué quieren saber?
-
Bueno, es
obvio que no te acoplaste con mi hermano así que…
-
Tuvimos una
cita.
-
¿Una cita?
-
Sip, una
cita… me llevo a la feria y luego me trajo hasta la puerta – Dana dejo escapar
un silbido mientras Eileen sonreía satisfecha.
-
Estoy
sorprendida.
-
Yo no, mi
hijo es todo un caballero.
-
Y ¿Qué harán
hoy? Mañana es la barbacoa y no creo que quiera que te presentes sin que estén
acoplados.
-
Lo sé – dejo
escapar un suspiro, su dedo deslizándose por la orilla de la taza – pero estoy
feliz y agradecida por mis citas.
-
¿Citas? Así
que abra más de una.
-
Algo así,
hoy conoceré su casa.
-
Y bailaran
el mambo sobre el colchón.
-
¡Kyra! –
Tori se sintió enrojecer, aunque lo ansiaba muchísimo porque tenía la impresión
de que la dejaría sin aliento, no era algo que quería discutir con nadie más
puesto que lo consideraba muy privado.
-
Está bien,
está bien… yo solo decía.
-
Bien, te
dejamos para que te duches y bajes a desayunar – Eileen le dio a su mano un
ligero apretón, le sonrió, esta mujer era ahora su suegra o mejor como una
madre para ella… La dejaron sola en la habitación y se dejo caer en la cama
suspirando satisfecha.
Se dio una
ducha rápida, enfundándose en unos vaqueros negros combinándolos con una blusa
de tirantes blanca y una camisa de cuadros rojos se calzo sus botines negros
sin tacón, dejándose su cabello suelto… bajo las escaleras y anduvo hasta la
cocina donde todos ya estaban desayunando.
Se acomodo
en una silla alta en el mesón central de la cocina acomodándose al lado de Kyra,
desayunaron amenamente entre risas y bromas... ahora sabía que a pesar de vivir
en su propia casa a Dana le gustaba beberse el café de Eileen así que era
normal encontrársela todas las mañana desayunando y ha Eileen le encantaba
tener la casa llena de personas así que nunca se quejaría por ello.
Después de
ayudar a lavar los platos decidió dar un paseo hasta la clínica veterinaria no
muy lejos de la casa, quería familiarizarse con el lugar y por lo que había
dicho Liam tardaría un par de horas en ver a Ben así que mientras llegaba el
momento de verlo de nuevo camino con tranquilidad por las calles que a esa hora
del día apenas comenzaban a cobrar vida.
Seis calles
después estaba frente al que sería su lugar de trabajo y aunque ahora estaba
cerrado esperaba que para la siguiente semana ya estuviera trabajando y
ayudando a los animales, aun no había tenido el valor de decirle a John y a Ben
sobre su ya manifestado don especial, era algo que podía hacer desde que tenía
quince años después de la muerte de sus padres… constantemente pensaba que todo
ello era resultado de su ferviente deseo de devolverle la vida a sus padres y
ahora que sabía que era un Omega eso explicaba muchas cosas.
Suspirando
se giro y comenzó la tarea de desandar el camino de regreso a la casa, el vello
de su nuca se erizo y la sensación de ser observada se instalo en la boca de
sus estomago se detuvo mirando alrededor con detenimiento pero no encontró nada
raro salvo los negocios que comenzaban a abrir, encogiéndose de hombros reanudo
su camino a veces podía ser muy paranoica.
***
Burt Wet
puso la van en movimiento, ahora entendía porque Jasón se había arriesgado
tanto al incursionar en la ciudad donde podrían ser atrapados en cualquier
momento por otro cambia formas, la chica era un Omega. Lo miro de reojo sentado
en el asiento del copiloto luciendo una sonrisa de suficiencia ahora que había
reafirmado sus sospechas.
No se sentía
cómodo con los planes de Jasón y ciertamente no estaba de acuerdo con lo que
este pensaba hacerle a esa pobre chica, como Were se había sentido solo al ser
expulsado de su manada de manera tan injusta, solo por su preferencia sexual que
en cuanto Piers le había ofrecido una nueva oportunidad él no había dudado en
unirse. Pero ahora no estaba seguro de haber tomado la mejor decisión.
¿Por qué
atacar el territorio de una manada pacifica? Esa no era la esencia de un lobo,
apretó el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos por el
esfuerzo, observo al resto del grupo a través del espejo retrovisor. Sabía que
Trey tampoco aprobaba las acciones de Jasón y los demás después de todo a ellos
dos los habían expulsados de manadas opresoras por levantarse y defender las
cosas en las que creían.
Carl era
indiferente ante todo y frio, y Dennis era cruel y desalmado un completo
bastardo… se concentro en la carretera y respiro más tranquilo cuando
estuvieron lejos del territorio de la manada camino a la escondida cabaña, tal
vez había llegado el momento de alejarse y comenzar de nuevo en un lugar
tranquilo y lejos de tantos conflictos. Esperaba poder salvar a esa chica y
redimirse por sus acciones, luego se marcharía llevándose a Trey con el sin
mirar atrás.
***
Lo primero
que vio al entrar a la calle fue a Tori llegando a la casa, parecía que había
salido a caminar, se veía serena y hermosa. Se estaciono frente a la casa
bajando de la camioneta justo cuando ella alcanzaba la entrada y no pudo evitar
que la sonrisa boba volviera a instalarse en su rostro, sin perder tiempo la
abrazo contra su cuerpo respirando su aroma, sintiendo su calor.
-
Te extrañe
preciosa – acaricio la curva de su cuello con la nariz regocijándose por
tenerla consigo, sin perder tiempo tomo su boca besándola hasta quedar sin
aliento – ¿Lista para conocer nuestra casa?
-
¿Nuestra?
-
Si, nuestra…
apena nos acoplemos viviremos juntos y luego harás de mi un hombre honesto
casándote conmigo – la vio poner los ojos en blanco, parecía divertida con la
situación.
-
Vaya señor
O’ Brian veo que es usted el amo del romance.
-
Bien, aun me
falta planearlo pero sabes que voy a casarme contigo.
-
Bien.
-
Bien – la
jalo hacia el auto ayudándola a subir y poniéndose en marcha con rapidez –
¿Cómo te sientes esta mañana?
-
Bastante
bien, aunque fui atacada en mi habitación al despertarme… tú hermana, madre y
cuñada.
-
Si, esas
mujeres son un trió de cotillas – el sonido de su risa inundo el espacio del
auto haciéndolo sentir mucho más contento, le gustaba escucharla feliz y
risueña.
La escucho
hablar de su pequeño paseo de reconocimiento hasta la clínica veterinaria y de
lo divertido que había sido desayunar en compañía de su familia, saltaba en el
asiento con entusiasmo y eso le parecía adorable. Estaciono frente a su casa
bajando rápido de la camioneta ansioso por saber que pensaba sobre su hogar,
esperaba que ella le diera ese toque hogareño que sabía le hacía falta y eso la
hiciera sentir más a gusto.
Ella ya se
había bajado y sus ojos observaban atentamente la casa, su estomago se apretó
con nerviosismo se sentía como un adolecente inexperto a punto de dar su primer
beso, la tomo de la mano guiándola hacía la casa dejándola estudiarlo todo a
sus anchas su silencio lo ponía más y más ansioso mientras transcurrían los
minutos.
-
Me gusta –
su voz lo saco de sus lamentos mentales, ella le sonreía radiante – es muy tu,
me gusta.
-
Me alegra
que te guste, puedes agregar o quitar lo que quieras – acaricio su rostro
recreándose con su suavidad – esta también es tu casa ahora.
-
Gracias –
uno, dos, tres besos suaves y cortos en sus labios antes de apoderarse de su
boca con una pasión voraz.
-
Tenía la
intensión de esperar un poco más, ser un caballero pero mi lobo está inquieto
con la perspectiva de que vayas a la barbacoa sin marca de acoplamiento.
-
Lo sé – su
voz trémula y el estremecimiento de su cuerpo le demostraron que ella también
quería lo que pasaría a continuación.
-
No importan
nuestros pasados, a partir de ahora solo somos tú y yo – inclinándose
nuevamente sobre Tori la reclamó con los labios su lengua rápidamente
pidiéndole la entrada y ella dócilmente se la dio, sus manos se perdían en la
espalda de Tori hasta la cintura de sus vaqueros.
-
Ben… tengo
algo importante que decirte – le prestó total atención – yo nunca… yo…
-
Tori cariño
¿Qué intentas decirme?
-
Yo nunca…
bueno ya sabes, no hay pasado en ese sentido ni otros hombres…
-
Eres… ¿Estas
diciéndome lo que creo que…? – ella solo asintió sonrojada, el fuerte
sentimiento de posesión que lo recorrió fue embriagador, apretó el agarre sobre
su cintura besándola con fuerza – gracias, es un hermoso regalo… prometo que
seré muy gentil, te amo preciosa ¿Lo sabes verdad?
-
Lo sé – ella
asintió sonriéndole dulcemente, no le hubiera importado si ella hubiera tenido experiencia
con otros hombres eso para el no tendría relevancia… pero saber esto ahora la
hacía aun más preciosa y única para él y agradecía enormemente recibir tan hermoso y especial privilegio.
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